El director fílmico japonés, fue el responsable detrás de obras animadas como La tumba de las luciérnagas, Recuerdos del ayer y muchas otras.
Hoy el mundo de la animación y el cine japonés, perdió a uno de sus más grandes artistas. El cineasta Isao Takahata, falleció a los 82 años en un hospital de Tokyo.
De acuerdo con un reporte en el sitio nipón AFPBB, la salud del director fílmico se deterioró bastante desde el verano de 2017. Así mismo, fuentes anónimas afirman que él padecía de problemas cardíacos, mismos que pudieron ser la causa de su deceso.
La trayectoria profesional de Isao Takahata se remonta desde finales de los años cincuenta, cuando él aún era un estudiante de la Universidad de Tokyo. En ese entonces, sus primeros trabajos lo llevaron a ser contratado por Toei Animation. A pesar de que sus primeras producciones fueron un fracaso, conoció a Hayao Miyazaki con quien fundó el estudio Ghibli en 1985.
Un legado fílmico que brilla en la oscuridad
Más tarde, su primer trabajo como director fue Hotaru no Haka (conocido como La tumba de las luciérnagas en los países de habla hispana), cuyo trágico argumento ambientado durante y después de la Segunda Guerra Mundial, le valió un muy buen recibimiento por parte de la crítica y el público.
Entre otras obras fílmicas en que Takahata participó como principal creativo, se encuentran las siguientes: Omoide Poro Poro (Recuerdos del Ayer), Hōhokekyo Tonari no Yamada-kun (Mis vecinos Los Yamada) y Kaguya-hime no Monogatari (El cuento de la Princesa Kaguya). Esta última película, se presentó en el sexagésimo séptimo Festival de Cannes y fue nominada a los Premios de la Academia en 2015.
Según el animador Yasuo Ōtsuka (quien también colaboró en varios filmes de Ghibli), el espíritu comunitario y el enfoque social de Isao Takahata contribuyó a que varias películas de la casa productora tuviesen un profundo mensaje implícito. Lo anterior, se consiguió sin sacrificar la capacidad para contar emotivas historias y crear personajes entrañables.
Y aunque sus fans lamentan su pérdida con gran dolor, el legado de este director japonés vivirá por muchos años más.