Las tardes de jugar en casa a tus juegos favoritos cambiaría de verlos en 2D a vivir aventuras extraordinarias en 3D.
Las mañanas de sabado eran sagradas para muchos niños en los años 90 en México y era estar sentados frente a la televisión viendo Caritele. Vimos geniales animes como Los Caballeros del Zodiaco, Las Aventuras de Fly o Sailor Moon, pero había un programa especial para todos los gamers: Nintendomania.
El programa especial para todos los Nintendomaniacos donde nos enterábamos de todo lo que salía para NES y Super Nintendo. A finales de 1995 se presentaría en Shoshinkai Show Space World en Japón el nuevo proyecto de la compañía nipona. Obviamente esa información la veríamos en nuestro programa sabatino.
Recuerdo muy bien ese programa porque al igual que Javier y sus brincos de emoción, yo tampoco pude creer lo que estaba viendo. Mario en 3D corriendo por un puente, cambio de perspectiva, en la nieve con pingüinos y todo lo ibas a poder jugar en tu casa. Va a ser imposible olvidar la primera vez que tuve el control en mis manos y escuché una voz decir: It’s me, Mario!
Sin duda lo primero que iba a pedir de Navidad el siguiente año, ya que el lanzamiento en México sería hasta septiembre de 1996. Exacto para que fuera uno de los regalos abajo del árbol, pero justo esta es la historia que les quiero contar, cómo fue que llegue a tener el Nintendo 64 en mis manos.
Llegó el lanzamiento en México
Prácticamente la primer semana de octubre la consola estaba en exhibición en un sinfín de tiendas. Las que más recuerdo son Woolworth, una sucursal en el centro de Torreón que tenía sótano y ahí era donde ponían todos los juguetes y videojuegos. Esos displays de Nintendo eran increíbles, lo veía apenas bajaba las escaleras y corría a formarme para poder jugar 1 vida.
El otro lugar era Sam’s Club, habían acomodado una televisión de unas 30” (era muy grande para ese tiempo) donde conectaron la consola. Igual podías jugar a Super Mario 64, mientras mis papás hacían las compras para el negocio (dato importante para la historia) yo no me despegaba de jugar. Hubo días en que estuve unos 30 minutos sin otro niño haciendo fila. Estaba maravillado con el juego.
Llegó diciembre, la época navideña, y lo primero que puse en la lista de regalos y casi la único, era tener un Nintendo 64. Las ventas de la consola en México fueron realmente buenas, o llegaron pocas piezas, o ambas, no recuerdo bien. Pero empezaba a escasear y recuerdo que mi papá me dijo que si lo ayudaba en el negocio todas las vacaciones él me daría el dinero para comprarla.
Mis vacaciones las pasaría trabajando
No necesitaba que me lo dijera dos veces, llegó el primer día de vacaciones y ya estaba levantado y listo para acompañarlo, en ese entonces teníamos una farmacia y pues era atender clientes, limpiar, acomodar, acompañarlo a Sam’s, desempacar y todo lo que conllevaba ayudarlo en el negocio, esta sería mi rutina por las 3 semanas de vacaciones que tenía de la escuela.
En una vuelta que fuimos a Sam’s me llevé una sorpresa, ya no había exhibición de la consola, pero lo peor es que ya no había consolas, se terminaron y no sabían cuando volverían a surtir, ni siquiera habíamos llegado al 25 de diciembre y ya no había. Pensé que ya no la tendría, pero se hizo la luz, una tía que vivía en Estados Unidos le pidió a una amiga que viajaba a Japón le podía traer una, otra vez estábamos en el juego.
Cabe mencionar que mi investigación sobre el Nintendo 64 japonés era muy limitada en ese tiempo, pero de alguna forma en noticias y revistas pude leer que no era recomendable porque eran diferentes a las vendidas en nuestro continente, además de saber que todo estaba en japonés.
La esperanza de tener mi consola para Navidad se había ido, pero aun así me puse la siguiente meta de tenerla para Día de Reyes. Así que seguí trabajando con mi papá, pasaron las fiestas decembrinas y todo iba de acuerdo con el plan, iniciando el año hablamos con mi tía y tampoco pudo conseguirla, así que esquivamos esa bala de una consola japonesa.
Llegó el 6 de enero y no había consolas en ninguna tienda de la ciudad, era algo que no podía creer, no había fecha de llegada ni íbamos a viajar a otra ciudad para conseguirla. Me tuve que resignar. Aparte de los videojuegos también me gusta mucho el cine, por lo que en ese momento también vi una videocasetera VHS muy padre y ese fue mi regalo de Navidad y Reyes Magos, claro que también compré varias películas, aparte que me la había ganado con todo mi esfuerzo trabajando.
Pasaron los meses y nunca dejé de pensar en tener mi Nintendo 64, pero no había, así que tuve que aguantarme. Lo jugue en casa de mis amigos, claro que disfrutaba mucho esas tardes descubriendo los mundos detrás de las pinturas del castillo de la princesa.
Hasta que un día, por ahí de abril, acompañando a mi papá a comprar cosas para el negocio llegamos a Walmart. Fuimos al área de comida y de camino a cajas pensé en pasar a electrónica para echar un vistazo; me quede unos segundos viendo el área, como cuando no crees lo que ves, ahí estaba una torre de cajas de consolas, no tenían exhibición especial ni nada por el estilo pero ya la tenían disponible, el vendedor se nos acercó y nos comentó que eran todas las piezas que habían llegado.
Desconozco si fue real o no ese dato. Pero tras meses de quererla, haber trabajado en vacaciones y casi comprar una japonesa, mi papá vio la oportunidad y me compró la consola. No les puedo explicar con palabras lo que fue ese momento y los años que siguieron.
Así fue cómo llegué a tener el Nintendo 64 en aquel lejano 1997. Hoy sigo teniendo la consola y sigue siendo de mis preferidas, sobre todo por todo lo que hice y lo que pasó antes de tenerla. Feliz Navidad para todos los Missings y espero que pasen una temporada increíble con familia y amigos.
“La tecnología podrá evolucionar todo lo que quiera, pero lo más importante es la diversión.” Gus Rodríguez.
Mak.