Una isla que parecería aislada de industria tiene, en sus entrañas, una base de apasionados dispuestos a todo para disfrutar de este entretenimiento.
La noche del 25 de noviembre de 2016, Fidel Castro Ruz, el líder icónico de la Revolución Cubana, murió a los 90 años. Su fallecimiento marcó el final de una era en una isla donde su figura es objeto de claroscuros. Sin embargo, vino también en un momento donde su hermano y sucesor en el mando cubano, Raúl Castro, implementó cambios que permitían una mayor apertura y un mayor acceso a bienes y servicios que, para el resto de Occidente, parecerían cosa cotidiana. Entre ellos la telefonía celular, el acceso a internet –limitado– y, claro, los videojuegos.
Vivir los videojuegos e incluso construirlos, en un panorama como el cubano, es una experiencia muy distinta a la del resto del mundo. Si durante años los jugadores de América Latina recurrieron de manera muy extensa a la piratería y a los arcades para disfrutar del gaming, en Cuba la historias no dejan de ser singulares. Pero, pese a su contexto, tiene diversos puntos de encuentro con la comunidad videojugadora de Hispanoamérica.
De igual modo, crear videojuegos en Cuba es una tarea titánica incluso con proyectos en pequeño. Un relato que se escucha incluso entre desarrolladores de otras latitudes latinoamericanas. Pero cuando los recursos que para diversos developers son básicos, como el contacto con otros creativos, no son accesibles para los proyectos locales la tarea resulta aún más interesante. Esto en un país donde, para poder disfrutar de los juegos clásicos, era necesario hacer grandes sacrificios.
Este es, por tanto, un retrato del gaming en Cuba.
De Alto Cedro voy para Marcané
Esta historia comienza en una etapa complicada para la población cubana. La caída de la Unión Soviética, el principal proveedor económico del país, llevó en 1989 a la isla a una crisis económica larga que fue conocida como Periodo Especial. Sus efectos se dejaron ver hasta finales de la primera década del milenio y llevó a una escasez tanto de combustibles como de alimentos y otros recursos.
En este punto del relato tenemos a un pequeño conocido como Josuhe Pagliery, quien actualmente está a cargo de un proyecto indie conocido como Savior. Las dificultades financieras llevaron a su abuela a vender un antiguo juego de platería familiar para solventar las necesidades. Con este dinero, sin embargo, quedaron recursos para conseguirle un Super Nintendo, lo cual la hizo su consola favorita y una inspiración para construir videojuegos. Sin embargo, la plataforma de preferencia para los cubanos en la actualidad es muy diferente.
“Realmente yo nunca he sido un jugador de PC pero en la actualidad la gran mayoría de los gamers en Cuba son de ese tipo”, nos contó el developer cubano. “De modo que con la piratería y otras formas de distribución también harto conocidas en Mexico las cosas se hacen mucho mas fáciles que con aquellos ‘antiguos’ e irreplicables cartuchos de Nintendo o Super Nintendo”.
¿Qué juegan los cubanos? En primera instancia, tanto las universidades como el estado cubano patrocinan el desarrollo de clones a partir de proyectos existentes. Su temática, regularmente, está fundamentada en contenidos didácticos o históricos; son dirigidos principalmente a computadora y móviles. Uno de ellos es Gesta Final, título de disparos en primera persona que relata la incursión de los hermanos Castro, Ernesto Guevara y otros rebeldes en la isla para dar inicio a la Revolución. Debido a su narrativa generó polémica en diversos medios.
Pero este tipo de títulos, que bien podrían considerarse como propaganda, no son el único divertimento que disfrutan los gamers cubanos. También juegan de manera importante títulos como StarCraft II o DOTA 2. Incluso se ha generado un entorno competitivo en línea relativamente amplio, con todo y un órgano regulador –la Agrupacion de Deportes Electronicos de Cuba–.
¿Cómo es esto posible para un país que a duras penas tiene acceso a internet? Sencillo, crearon su propia red. Y de forma clandestina.
Yo quiero seguir jugando a lo perdido
Su nombre completo es Street Net, aunque se le conoce popularmente como Snet. Y, como el Club de la Pelea, la regla es no hablar de ella aunque todos saben que existe. Es una gigantezca intranet que abarca las principales ciudades de Cuba. Se alimenta de repetidores de WiFi, kilómetros de cable de red y servidores repartidos por diversos barrios, cada uno lleno de juegos hackeados para poder funcionar correctamente en dicho ecosistema, así como otros contenidos como series o música.
Es así como juegos como StarCraft II o DOTA 2 se pueden disfrutar en una modalidad online pese a la ausencia de un internet abierto. De acuerdo con testimonios, los parches para dichos títulos se aplican con apenas unos días de diferencia respecto al resto del mundo. Y si algo ha evitado que un fenómeno global como League of Legends sea igual de popular que en el resto del planeta es que no ha podido ser puesto a punto para funcionar en un entorno tan peculiar.
Las reglas son muy claras. Además de no hablar acerca de la red, no se pueden tocar temas como la política, las drogas o la religión dentro de la misma. Está prohibido conectarla con el resto del mundo y, por supuesto, no se permite compartir pornografía. Todo lo anterior tiene como objetivo evitar que esta red, mantenida por los jóvenes cubanos en su mayoría, se mantenga lejos de la mirada del gobierno cubano.
A través de esta red, así como los clubes juveniles implementados por el estado para que los jóvenes tengan acceso a internet limitado, es como los jugadores cubanos han podido pulir sus habilidades en estos juegos. En StarCraft II, por ejemplo, la escena competitiva es dominada por Javier Hernández, quien es conocido como ToXavier. A su vez, existen torneos de DOTA 2 que celebran sus finales ante cientos de espectadores y, aunque sin dinero de por medio, mantienen viva la esperanza de algún día competir en los máximos escenarios como el International de Valve.
Traigo un cantar de mi Cuba
Conocimos la historia de Josuhe, quien pese a las dificultades del Periodo Especial pudo disfrutar de un Super Nintendo. Conforme fueron pasando los años, fue fortaleciendo su amor por los juegos de video. Se formó profesionalmente como artista plástico, bagaje con el cual trabaja para construir un videojuego independiente. Se trata de Savior, el cual ha llamado la atención del mundo no sólo por tener como origen un punto exótico del planeta. También por haber recabado casi 13 mil dólares en IndieGogo.
“Desde lo temático el juego explora dos aristas fundamentales, deconstruye el mito del ‘héroe’ o ‘salvador’ tan cercano a los cubanos a lo largo de su historia y de paso profundiza en la relación entre realidad y ficción desde una sutil perspectiva filosófico-teológica, me interesa mucho profundizar en esta dirección por lo que ha ratos el videojuego pienso que tiene ciertas cualidades meta-discursivas”, nos contó en entrevista Pagliery, quien dijo que espera que su juego pueda alcanzar los niveles estéticos de juegos como Goemon, Earthworm Jim o MDK.
Además del apoyo obtenido por medio del crowdfunding, el cual es un reto para un desarrollo cubano, también tiene el respaldo de fundaciones de peso como las fundaciones Ludwig o Innovadores. A través de ellos se pudo tener el contacto para lograr fondearse en IndieGogo. Por otro lado, el título ha estado bajo los reflectores en medios como Polygon y Kotaku, por lo cual sus creadores han recibido mensajes de apoyo desde países como Japón, Polonia, Gran Bretaña o Australia. Lo cual ha superado cualquier expectativa del creador, considerando las dificultades en Cuba para un developer independiente.
“Siempre he defendido el criterio que desarrollar un videojuego independiente en Cuba te califica mas como un ‘indie underground’ que como lo que nominalmente se reconoce en el mundo como desarrollador indie”, comentó Josuhe. “Las condiciones y circunstancias cubanas son sin dudas bien distintas y no exactamente en nuestro favor, baste con señalar el restringido acceso a Internet que aun padecemos. No obstante a esos inconvenientes yo creo profundamente que cada experiencia de desarrollo es irrepetible y por lo tanto me resulta un tanto difícil englobarla en un concepto tan ambiguo como el de ‘la experiencia de desarrollo cubana'”.
El trabajo de los creadores en Savior, de acuerdo con el artista, es solitario e introspectivo. De este modo el ámbito de farándula que suele rodear a los desarrollos independientes, en sus palabras, no va tanto con este proyecto pese a la atención que ha recibido. Para él se trata de una experiencia personal. Con esto en mente ha podido sobrellevar varios retos.
“El acceso real a informacion y el contacto en tiempo real con la industria que sustenta el desarrollo de videojuegos hoy dia. La promoción sin acceso real a Internet (ni siquiera tenemos acceso a Skype en Cuba), los festivales, las publicadoras, en fin son tantas opciones que están a la mano de cualquier desarrollador en el mundo y sin embargo, y tristemente, aun para nosotros son un lejano sueño”, contó el developer.
Pongamos un ejemplo. En octubre y noviembre pasados, ante la aceptación que ha tenido el proyecto, Josuhe fue invitado como panelista a eventos en Estados Unidos. Sin embargo, al cerrar el presidente Donald Trump la embajada de su país en Cuba, no pudo acudir a la cita. Esto entre otros casos que han dificultado la labor en este desarrollo.
Como podemos ver, tanto ser un jugador como un desarrollador en Cuba es más complejo de lo que uno esperaría. Pero el amor por los videojuegos es más fuerte que cualquier impedimento político y económico. Ha generado inventiva y creatividad, de modo que ante las dificultades no son imbatibles. ¿Te imaginas viviendo el gaming en este entorno?
Con información de: Polygon