La serie de Metroid cumple 30 años, trayéndome la inspiración para escribir una carta de amor que se dirige particularmente a aquél título que me dejó marcado hace muchos años: Super Metroid
Super Metroid fue lanzado al mercado para Super Nintendo Entertainment System (SNES) en 1994. Con un cartucho de 24 MB, fue el juego más grande en aquél entonces. Durante esos años, la industria se plagó de títulos épicos en todos los sistemas de videojuegos contemporáneos: Mega Man 6, Mega Man X, Super Street Fighter II Turbo, Final Fantasy VI, Earthworm Jim, y Warcraft, por lo que atraer reflectores no era del todo una tarea sencilla.
Los seres humanos siempre han anhelado cosas que son incapaces de lograr, se fascinan naturalmente por sujetos extraordinarios que pueden volar; hechiceros capaces de lanzar bolas de fuego; guerreros legendarios capaces de matar dragones; expediciones espaciales; universos paralelos y un largo etcétera.
Bajo estas ideas, la primera alternativa a transportarnos a universos de fantasía fue la literatura. Una muestra exitosa de ello es el universo de J. R. R. Tolkien, creado hace casi un siglo con The Lord of the Rings y The Hobbit, que posteriormente se convirtieran en clásicos del cine de ciencia ficción, como la serie Star Wars de George Lucas u otras cintas de culto como Alien y Blade Runner de Ridley Scott.
Los videojuegos sin duda alguna han servido como una plataforma perfecta para encarnar personajes extraordinarios, esto prácticamente desde su existencia. Cuando pienso en mi infancia y tengo que seleccionar al juego que logró saciar mi fascinación y anhelo por transportarme a un universo ficticio-fantástico, ese es Super Metroid.
Super Metroid no fue el primer juego en arrojarnos a un planeta desconocido a explorar cada rincón y encontrar criaturas tenebrosas que sólo pueden ser derrotadas con estrategias y equipo particular. Sin embargo, pocos se atreverían a negar que es uno de los que han logrado ejecutar mejor la idea.
Super Metroid pertenece al género de plataforma-acción-aventura en 2D, un término que en mi opinión no representa la grandeza única de esta entrega, creo que el término Metroidvania –que hace referencia a las series de Metroid y Castlevania– podría ser el indicado. Este subgénero implica tener un mapa muy extenso con áreas interconectadas que deben ser exploradas, el acceso a ciertas regiones ocasionalmente es restringido por puertas que únicamente pueden ser abiertas al adquirir nuevas habilidades o ítems especiales, de esta manera el juego obliga al usuario a explorar y mejorar el equipo que lleva, en función de enfrentar amenazas cada vez más difíciles, además de revelar áreas secretas.
Este título es uno de los principales estandartes del género: la caza recompensas Samus Aran tiene la misión de explorar el planeta Zebes con el objetivo de encontrar el Metroid robado por piratas espaciales. Así que la mecánica principal es la exploración, el equipo de Nintendo R&D1 con la dirección de Yoshio Sakamoto lo dejaron muy claro con el enorme mapa que se caracteriza por su impresionante diseño de niveles, además de gran detalle en las texturas ambientales.
Mi visita al planeta Zebes incluye escenarios únicos con características geográficas y criaturas adecuadas a cada uno. En mis recuerdos encuentro ruinas de la cultura Chozo; lluvias ácidas; cavernas llenas de lava; túneles acuáticos y laboratorios abandonados con tecnología avanzada. En la actualidad muchos títulos juegan con la motivación y expectativa del usuario al presentar cutscenes con avances narrativos, en Super Metroid uno de mis motores principales era descubrir regiones nuevas plagadas de plataformas, túneles a tono con una región natural particular y nuevos power ups para acceder a zonas antes inalcanzables.
En otras palabras, sin darme cuenta el diseño de niveles, la ambientación y las mecánicas de juego creaban toda la magia, mi imaginación rellenaba lo demás.
Recuerdo el sentimiento de ansiedad, la sensación de emoción por lo desconocido, la desesperación por estar en desventaja en batalla contra un jefe, pero el recuerdo más importante quizás sea el de extrema soledad… Estas emociones generadas en increíble armonía por la música compuesta por los talentosos Kenji Yamamoto, Minako Hamano y Hirozaku Tanaka, la sincronía y brillantez del soundtrack no sólo se limita a evocar emociones, sino también a integrarlas dentro de lo que ves en pantalla.
Super Metroid me brindó una experiencia de frustración difícil de superar, cada callejón sin salida implica pasar horas dando vueltas por todo el inmenso mapa, revisitando áreas, enfrentado de nuevo a viejos enemigos, probando cada uno de los movimientos disponibles como saltos, disparos, misiles y bombas en cada rincón en función de abrir una región nueva que te permita avanzar, abandonar el juego una semana y retomarlo con los ánimos recargados, el sentimiento de triunfo después de derrotar a un jefe después de ser derrotado en diez ocasiones, estos son eventos que te crean carácter.
Vivir una aventura de ciencia-ficción en un planeta desconocido con amenazas aterradoras, explorar áreas con contrastes ambientales de la madre naturaleza y tecnología avanzada, tomar el papel de una cazarecompensas y vivir la sensación de soledad extrema y vulnerabilidad es la mejor prueba para generar determinación y ser parte de una aventura épica, esto es Super Metroid.
