La legendaria consola de Nintendo que este año cumple 3 décadas de vida fue, para muchos, el primer acercamiento que tuvimos al mundo de los videojuegos.
Seamos sinceros, el nombre de Nintendo es conocido por todos, incluso por la gente que es ajena al mundo de los videojuegos. Y no es para menos, ya que la gran N hizo un excelente trabajo que comenzó a inicios de los ’80 con el desarrollo de videojuegos; permitiéndoles consagrarse como la empresa dominante en el medio durante poco más de 15 años.
Y aunque fue la famosa NES la que les dio visibilidad en occidente, fue la legendaria Super Nintendo Entertainment System que terminó de consagrarlos a nivel mundial. Aparte de la iconicidad del sistema y sus juegos; muchos de nosotros le guardamos un cariño especial a la consola, ya que, como fue el caso de su servidor, fue el primer contacto que tuvimos al hermoso mundo de los videojuegos.
Así pues, voy a aprovechar las vísperas de aniversario del SNES para explicar como esta pequeña máquina inició mi viaje por este bello mundo.
El viaje por el tren de los recuerdos
Corría 2002, época en la que nuestro amigable vecino Spider-Man llegaba a los cines por primera vez. Además, en la radio sonaban distintos géneros rockeros, siendo In The End, de la legendaria banda Linkin Park, uno de los que más recuerdo con muchísimo cariño.
Para aquel entonces, Diego de 5 años era un niño que sentía una enorme curiosidad por todo lo que lo rodeaba. Nunca dejaba de preguntar qué era tal cosa o que significaba tal palabra, por lo que siempre trataba de averiguar la verdad de las cosas. Y evidentemente, muy de vez en cuando me ponía a buscar en la casa varios objetos que me llamarán la atención para descubrir qué era, con ayuda de mis padres.
En las vacaciones de verano de ese año, buscando entre las cosas de mi hermano, encontré un rectángulo gris bastante polvoriento. Mi mamá me explicó que era un “Nintendo”, cosa que no contestó mi duda sobre qué era. Más tarde ese día, cuando mi hermano llegó de jugar con sus amigos, al enseñarle el aparato me dijo que era un Super Nintendo, algo con lo que jugaba cuando tenía mi edad.
Afortunadamente, también encontré otros rectángulos grises, que tiempo después averigüé que eran los cartuchos del sistema. Y mi hermano me pidió que eligiera uno para probarlo, y escogí uno que tenía un señor montado en un dinosaurio. Así, comenzó mi primera partida de Super Mario World, y por ende, mi primer acercamiento a los videojuegos.
La primera vez jamás se olvida
Cuando probé el sistema, quedé inmediatamente fascinado. Los colores, el sonido, la música, los personajes… Nada era parecido a lo que había visto en aquellos años, por lo que me enganche ahí, y el día se me fue como agua. Y así, jugué más títulos que tenía mi hermano, como TMNT 4: Turtles in Time, Final Fight 2, Mega Man X, Street Fighter II, Super Castlevania IV y varios más que se volvieron de mis juegos favoritos.
Seguramente te estarás preguntando: si era 2002, ¿por qué jugabas un Super Nintendo en pleno apogeo del PlayStation 2? Y la respuesta es más que sencilla, en aquellos años en el lugar donde yo vivía (y sigo viviendo) era extremadamente difícil conseguir la consola del momento. Eran pocos los lugares que se dedicaban a vender videojuegos, y cuando lo hacían, eran bastante caros, y rara era la vez que tenían estrenos.
Con esto en mente, para mí, ese Super Nintendo era mi única opción para poder seguir disfrutando de los videojuegos. Pero ese encanto no duraría mucho, ya que en diciembre nuestros padres nos regalaron una flamante PlayStation One con muchos juegos pirata (también era difícil conseguir los juegos originales en esa época).
Evidentemente, la tecnología superior del PS One me dejó boquiabierto, por lo que me clavé en aquél sistema. Así pues, el Super Nintendo volvió a acumular polvo en las cosas de mi hermano, que, si mal no recuerdo, terminó vendiéndoselo a un primo. Con ello, los momentos que viví con aquél sistema quedaron relegados en mi mente por un buen tiempo.
Uno nunca olvida cómo empezó todo
Pasaron bastantes años, y mi hermano y yo pudimos hacernos de un PlayStation 2 chipeado. Era 2008, y por esos momentos las tiendas de videojuegos se empezaban a hacer más comunes por donde vivíamos; el medio empezó a convertirse en algo cotidiano. Pero eso no frenó a la piratería, que todavía era bastante popular.
Les menciono todo esto porque, en un viaje de compras en una plaza cercana, vimos varios juegos de PS2 en exhibición. Entre ellos, el que más nos llamó la atención fue uno que se llamaba Mario Collection. El porqué nos atrapó es que ya sabíamos de la historia que Sony tuvo con Nintendo en los ’90, que terminó en la creación de PlayStation. Por ende, ver a la mascota de la gran N en PS2 era extraño.
Sin pensarlo dos veces, compramos el juego y corrimos a la casa para probarlo. Nuestra sorpresa fue gigantesca, debido a que el disco contenía un emulador funcional del Super Nintendo, calibrado para corriera correctamente en la consola. Suena extraño, pero resultó ser maravilloso.
Dicho emulador me hizo recordar los tiempos en los que me enganché con el Super Nintendo, aquellos en donde conocí por primera vez el hermoso mundo de los videojuegos. Y aparte de volver a jugar los títulos que probé en aquél entonces, junto a joyas como Wild Guns, Actraiser, Sunset Riders, Hagane: The Final Conflict y más. Ese disco me llevó de vuelta al 2002, en donde era feliz y no lo sabía.
El regreso del SNES al hogar
Mientras más pasaba jugando este emulador, el sentimiento de nostalgia me invadía cada vez más. Y de ahí, me plantee la idea de comprar un Super Nintendo para volver a tener viejas glorias de regreso, pero desafortunadamente, no podía conseguir uno en buen estado o a un precio razonable, y mis esperanzas de conseguir uno se volvían cada vez menores.
Y curiosamente, la vida dio muchas vueltas porque, exactamente en la plaza en donde conseguí el Mario Collection, encontré un SNES a buen precio con Killer Instinct incluido. De esta forma; una parte del pasado regresó a mi hogar, una parte que había olvidado, pero que, a partir de ese momento, atesoraría con todo mi corazón para no dejarla ir de nuevo.
Aunque no he podido recuperar aún todos los juegos que mi hermano llegó a poseer en su época (te estoy hablando a ti, Mega Man X3), los que tengo les sigo teniendo un enorme cariño. Y aunque conocí este maravilloso sistema tarde, con ello aprendí que nunca es tarde para conocer el pasado, y los videojuegos son prueba de esta afirmación.
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Un legado que resuena 30 años después
El Super Nintendo es una consola que muchos jugadores recuerdan con cariño, y yo me incluyó en ese grupo. No por nada, a sus 30 años de vida, sigue siendo considerada como una de las mejores en la historia de los videojuegos; además de que muchos de sus juegos ayudaron a definir a la industria para que pudiera convertirse en lo que es hoy, marcando un antes y después en el medio.
Además, el legado de la consola sigue vigente, al grado de que Nintendo, en 2017, sacó una versión mini de la misma con algunos de sus juegos más icónicos. Sobra decir que fue un tremendo éxito, y debido que ha sido descontinuada, se ha convertido en un objeto de colección entre los amantes de los juegos retro.
Podría estar hablando horas y horas de este sistema, pero prefiero dejarles el escenario a ustedes. Me encantaría oír sus historias que tengan con la máquina y así, ver que, pese a la diferencia generacional, para los videojuegos, la edad no existe.
Me despido por el momento, pero no sin antes decir lo siguiente:
¡Felices 30 años, Super Nintendo Entertainment System!
