Una ficha era lo único que necesitabas para pasar una tarde entre aliens, monstruos, guerrilleros, peleadores y héroes salvando ciudades enteras.
Uno de los mejores recuerdos que tengo de los arcades a inicios de los años 90 son las fiestas de cumpleaños de todos mis compañeros y compañeras de la escuela, por una sencilla razón, muchas eran en lugares mágicos que quizá algunos conocieron como ShowBiz Pizza Place, Jungle Jim’s Playland, Pizza Hut y otros más.
Pero antes de continuar los pondré un poco en ese mood noventero, en la radio no paraban de poner Ace of Base – All That She Wants y uno que otro no paraba de bailar con Haddaway – What is Love; en la radio alternativa Radiohead – Creep era el hit.
En la estaciones en español Maná – De Pies a Cabeza junto a Magneto – Mi Amada eran parte del top en México. En el cine conocimos a John Hammond y su parque temático lleno de dinosaurios en Jurassic Park, mientras que muchas de nuestras tardes las pasábamos frente al televisor viendo Rugrats y Animaniacs. Buenos recuerdos ¿no?
En esta época ya eran muy conocidos los arcades, maquinitas o chispas, siendo que fueron muy populares en los ’70 y ’80, pero ya quedaban pocos y donde vivía eran muy escasos, recuerdo uno en un local afuera de Gigante Torreón, pero por la edad no nos dejaban estar solos.
Las fiestas infantiles no fueron las mismas
Entonces llegaron los lugares para fiestas infantiles, donde encontrabas juegos para todas las edades, pero lo más importante era su gran sección de arcades que contaba con juegos imperdibles de esos años y que para unos chiquillos de 10 años era el paraíso, y no estoy exagerando.
En la ciudad había tres lugares para fiestas infantiles, el más conocido de todos (estaba en varias ciudades del país) que era ShowBiz Pizza Fiesta (nombre en México) con su show de animatronics que daban a veces más miedo que diversión, el otro que al parecer solamente llegó al norte del país que es Jungle Jim’s Playland que se caracterizaba por tener más juegos para niños pequeños y el espacio era inmenso, hasta dos pisos tenía.
Por último la cadena de Pizza Hut lanzó un formato de pizzería muy grande con muchas mesas y toda un área de juegos junto a ellas, para que los papás vieran a sus niños sin levantarse, llegabas y no querías salir de ahí nunca, aparte la pizza era rica.
Entonces se podrán imaginar la felicidad que nos llenaba el ver una invitación de cumpleaños indicando que se iba a llevar acabo el viernes a las 4 p. m. en ShowBiz Pizza Place, claro que para esto unas semanas antes del cumpleaños tratabas un poco mejor al susodicho o susodicha para que no faltara tu invitación.
Un vaso lleno de fichas era sacarse la lotería
Esas tardes eran otra cosa, desde que iba en el carro con mis papas sabía que no iba a querer salir temprano de ahí. Llegábamos y obviamente lo primero era dar el regalo, saludar y felicitar, después de los protocolos de rigor venía lo bueno, te entregaban tu vaso lleno de fichas para que las usaras como quisieras. Tu holly grail.
Este punto es muy importante porque era como si te ganaras la lotería, ese sentimiento de que todo frente a ti lo podías jugar, claro que tenías que tomar decisiones muy fuertes a tus escasos 10 años, tales como ¿Cuál será la primer maquinita que jugarás? ¿Probar las nuevas o irte a las que ya conoces?, preguntas muy complicadas para esa edad.
Estos arcades un poco más modernos tenían por igual filas y filas de juegos, desde los clásicos Donkey Kong y Space Invaders que no eran nada sencillos, pasando por los de peleas que siempre tenían fila como Street Figher II y Mortal Kombat II (que las mamás siempre terminaban regañando a un niño por jugarlo), cómo olvidar los Beat’em Ups de X-Men, The Simpsons, Teenage Mutant Ninja Turtles y claro Final Fight.
Los que me volaban la cabeza y que siempre jugaba eran los que tenían armas que podías tomar con tus manos como Terminator 2: Judgement Day, acabar con los cyborgs era toda una proeza; o los que tenían motos para subirte como Enduro Race, Sega sí que sabía como hacer juegos de carreras y máquinas de otro mundo.
Les tengo una pregunta que les traerá un no muy grato recuerdo ¿Cuántas fichas no se les fueron jugando Ghosts n’ Goblins?, en mi caso sufría demasiado con ese juego, pero curiosamente otra de las cosas que me gustaban de los arcades eran los jugadores más picas y se pasaban un buen rato en cada juego hasta que lo acababan, estar de espectador también era toda una experiencia.
Todos los niños ser querían quedar el mayor tiempo posible
Sin lugar a dudas estos lugares mágicos fueron la tierra prometida de todo niño en los noventa, y que tu cumpleaños fuera en Jungle Jim’s Playland o Pizza Hut era algo irreal, tanto que no querías que acabara la fiesta ni las fichas claro, ese trise y angustioso momento en que veías tus últimas fichas en el vaso, sabías que era el final porque tus papás no te iban a dar dinero o una en un millón tenías la suerte que sí.
Estos lugares ahora son solo un recuerdo, fueron cerrando con el tiempo y ya cada vez los frecuentamos menos, abrieron otros ya más dedicados a juegos variados junto con su sección arcade junto con máquinas de baile y muchísimos juegos nuevos, pero fue diferente la experiencia.
Todavía me quedo con ese grato recuerdo visitando la tierra prometida en aquellos cumpleaños de principios de los noventa, y así queridos missings fue como conocí los arcades. Queremos escuchar sus historias con los arcades, dejen sus comentarios en nuestras redes sociales. Y sigan nuestra nueva sección de Our Stories.
Mak.