… y cómo los videojuegos se hicieron parte importante de mi vida.
Recientemente leí nuestro artículo de 8 documentales de videojuegos que debes ver y entre los listados está Atari: Game Over, el cual volví a ver y me recordó un tiempo que hoy me parece ya muy lejano pero que me dejó momentos inolvidables, cuando conocí el Atari 2600.
Voy a poner primero el mood: en la radio por aquellos días sonaba a todo volumen “La Incondicional” de Luis Miguel y en inglés el grupo New Kids on the Block con “You Got It (The right Stuff)”, para los más rockeros Guns n’ Roses lanzaba “Paradise City”. En las grandes salas de cine se estrenó la adaptación de Batman por Tim Burton con un éxito instantáneo, pero la saga de Volver al Futuro llenaría también las salas con su tan esperada segunda entrega.
En esas fechas mis tardes se dividían en jugar futbol en la calle, poniendo un par de piedras para la portería y apostando un Flipy o Gansito al equipo ganador; la otra actividad era andar en bici, en la Magistroni roja que me llevó a tantos lados.
Pero en una de esas tardes algo inusitado pasó: uno de los vecinos más grandes nos invitó a su casa, el buen Poncho tenía 11 años; pensando que nos enseñaría algún cómic o una película nueva fuimos todos (mi hermano incluído), nos pasó a la sala y vimos algo conectado a su televisión de 18”, ese tamaño ya era bastante grande para una casa.
Era un rectángulo negro con café que tenía varias palanquitas en la parte superior y un cartucho conectado que era Space Invaders (una maravilla de juego), este se conectaba a la televisión por la parte de atrás y hacia adelante salía un cable que llegaba a un control negro con una palanca y un botón rojo, en la parte de enfrente decía Atari.
Poncho se sentó frente al aparato, puso un botón en la opción de canal 3 (no había nada de señal y la tele tenía estática), movió la palanca al ON y el canal con rayas cobró vida; frente a cinco niños de tan solo 7 años la televisión se volvió un arcade. Sí, ese gabinete enorme que solamente podíamos jugar en las chispitas o sala de arcade que estaba en un local afuera del único Gigante de la ciudad.
Agarró el control y empezó a mover la palanca y con el botón rojo disparaba a las naves alienígenas que venían bajando. Nos quedamos con la boca abierta, pocas veces me ha pasado quedarme atónito y balbuceando cosas y esta fue una de ellas; no creíamos lo que estábamos viendo… y bueno, qué decir cuando nos prestó el control a cada uno de nosotros para jugar.
Esa tarde ya no hubo futbol callejero. Eso sí, mandamos a tres a comprar papas y dulces, no salimos de su casa hasta que se hizo de noche y claro que el “toque de queda” para llegar a cenar a mi casa era la ley, así que llegamos mi hermano y yo a casa y no paramos de hablar sobre el increíble juego que habíamos visto en casa de Poncho.
Así fue mi primer contacto con el Atari 2600, una tarde en el ocaso de los años 80, Space Invaders fue el primer videojuego que jugué en una casa, es un gran recuerdo de cómo inició mi amor por los videojuegos.
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Mak.
