Siete años después llega una nueva entrega en la serie principal de la franquicia, pero… ¿valió la pena tanta espera?
Star Ocean: Integrity and Faithlessness es la quinta entrega oficial en la franquicia de Square Enix, en esta ocasión, el estudio Tri-Ace vuelve como el encargado del desarrollo, como lo ha hecho en las demás entregas de esta serie.
Siete años tuvieron que pasar desde el lanzamiento de The Last Hope, para la llegada de esta nueva entrega, que cuenta en el diseño de sus personajes con el talento del renombrado artista japonés Akira “Akiman” Yasuda, que es bien conocido por su trabajo en Final Fight y Street Fighter II, ambos títulos de Capcom. El productor del juego es Shuichi Kobayashi, mientras que el director fue Hiroshi Ogawa.
La saga recurrentemente ha sido comparada con Star Trek, serie televisiva con la que comparte algunos elementos de su historia, combinándolos con las características clásicas de los RGP. Los mismos desarrolladores han reconocido la gran influencia que el show tiene, sobre todo en el aspecto visual de sus juegos.
La fantasía y la ciencia ficción son los principales elementos que le hicieron ganar el cariño de los jugadores alrededor del mundo y que convierten a este lanzamiento, en algo emocionante para los entusiastas del género.
Así pues, Star Ocean es conocida por sus emocionantes aventuras espaciales, Square Enix y Tri-Ace prometieron un juego a la altura de las expectativas de los seguidores, pero ¿lo consiguieron? Esto es lo que descubrí al jugar Integrity and Faithlessness.
El llamado de la aventura
En esta ocasión tomamos el papel de Fidel Camuze, un joven espadachín heredero de un particular estilo de pelea, quien se ve involucrado con unos extraños invasores de otro mundo que amenazan con destruir su pueblo natal. Para derrotarlos, nuestro héroe cuenta con la ayuda incondicional de Miki Sauvester, su amiga de la infancia, pero en el proceso obtienen la ayuda del talentoso soldado Victor Oakville y la reconocida hechicera Fiore Brunelli, quienes están involucrados en una guerra de proporciones mayores, por lo que deben ayudarse mutuamente.
En uno de sus viajes, Fidel y Miki encuentran a una misteriosa niña que es perseguida por lo que parecen ser soldados espaciales. Pueden derrotarlos gracias a los impresionantes poderes que esta pequeña esconde, aunque después de liberarlos pierde el conocimiento. Cuando ella se reincorpora, descubren que se llama Relia y que no recuerda de dónde viene, quiénes son sus padres o por qué esos hombres estuvieron tras de ella.
Fidel y Miki deciden descubrir la respuesta a estas incógnitas y regresar a Relia a su hogar cueste lo que cueste. En su misión también se sumarán dos nuevos amigos, llamados Emmerson y Anne, aunque resultan bastante sospechosos pues parecen saber mucho más de lo que dejan ver.
Conforme se acercan a las respuestas descubren que detrás del conflicto en su mundo, hay civilizaciones de otros planetas mucho más avanzadas involucradas, y sus intenciones no son las mejores. Ahora la misión de Fidel y sus amigos es proteger a Relia, mantenerla a salvo y terminar con la maldad que amenaza a su planeta.
Esta nueva entrega de Star Ocean tiene muchas debilidades, pero me parece que la mayor recae en la historia, que aparte de predecible también es muy lineal. Los juegos actuales se esfuerzan por elevar cada vez más el nivel narrativo, así como la calidad y cantidad de contenido al que estamos acostumbrados —o al menos mantener el estándar actual—, ofreciendo historias más ricas y profundas protagonizadas por personajes complejos.
Es por eso que tanto la trama de Integrity and Faithlessness como su ejecución se sienten recicladas, anticuadas. Y no sólo de la generación pasada, se siente como esos primeros juegos de PlayStation 3 en los que se notaba que su desarrollo había comenzado con la consola anterior y que por cuestiones prácticas mantenían muchos elementos que ya no correspondían a la nueva plataforma.
Los personajes tienen personalidades que caen en el lugar común: el héroe que siempre hace lo correcto, la hechicera e investigadora que siempre tiene la mejor respuesta, el soldado que pone el deber antes que cualquier otra cosa, y así con el resto.
Algo que también me desconcertó bastante es la relación que hay entre los personajes. Fidel va conociendo a los otros cinco miembros del grupo —a Miki ya la conocía desde su niñez— que tratarán de ayudarlo en su misión, pero en realidad parece como si se reencontrara con los mejores amigos que hace años no ve. Hay un nivel de confianza y cariño exagerado, casi inmediato, a pesar de no saber prácticamente nada sobre ellos.
En un intento por hacer amena la aventura los demás personajes llegan a platicar entre ellos “de manera chistosa”, mencionando por ejemplo que en una región toman el té frío, hecho al que un personaje responde con sorpresa exagerada; o se llega a mencionar que alguien tiene un lagarto como mascota, provocando la alarma de más de uno. Estos datos se cuentan como “chistes” pero realmente no resultan graciosos, tampoco nos dicen mucho sobre la personalidad del personaje y mucho menos aportan algo a la historia principal.
Luchando por la verdad
Como en todo RPG, cada uno de tus personajes irá subiendo de nivel y tú tendrás amplio control sobre cómo mejorar sus habilidades, qué nuevos ataques aprenderán y utilizarán. También deberás pensar muy bien qué armas y equipo son los mejores para que cada uno de los siete guerreros a tu cargo desempeñe mejor su rol.
Hay diferentes roles que le puedes asignar a un personaje, que incrementarán sus ataques en el campo de batalla. Puedes elegir hasta cuatro para cada peleador de acuerdo a lo que quieres que haga en los enfrentamientos, pero tienes que elegir sabiamente tu estrategia.
Conforme ganes experiencia podrás acceder a diferentes habilidades, que te permitirán obtener más recursos o hacerlo a una mayor velocidad o de diferentes fuentes, como cosechar, pescar o incluso crear. El nivel de tu personaje incrementa fácilmente con el progreso del juego, pues las batallas son la principal fuente para obtener puntos. Cada vez que derrotas a los enemigos en turno obtendrás bastantes puntos, y créeme que tu camino estará plagado de ocasiones para pelear.
Justamente el combate es uno de los mejores aspectos del juego, pues el repertorio de ataques es bastante decente y puedes elegir cuál utilizar con sólo presionar un botón. Cada ataque viene precedido de una pose, un grito y una luz, lo que hace que al combatir grandes grupos de enemigos con tu ejército de siete personajes sea un interesante espectáculo caótico lleno de acción.
El combate por turnos es clásico de los RPG, pero en Star Ocean: Integrity and Faithlessness las cosas son diferentes. Aquí puedes cambiar al instante entre cada uno de los siete personajes, tomando el control total de las habilidades características de cada guerrero. Esta función resulta en una dinámica bastante bien lograda que en los enfrentamientos más difíciles te hará pensar estratégicamente en tu siguiente paso.
Me parece que la historia se siente algo ajena por culpa de las escenas cinemáticas del juego, o mejor dicho, la escasez de ellas, pues en su lugar hay conversaciones muy largas sin cambio de cámara. Entiendo que la intensión era presentar una transición fluida entre el gameplay y los diálogos de la historia, pero los personajes sólo hablan y la cámara nunca los toma diciendo sus líneas.
Hay veces en las que no sabes quién está hablando, debes mover la cámara manualmente para averiguarlo, por lo que si se te olvida —o simplemente deja de interesarte— te perderás las expresiones de cada personaje, aunque estas también resulten acartonadas. El punto es que el juego nunca logra crear una experiencia inmersiva, pues sientes que los personajes avanzarán con la historia estés presente o no, pongas atención o no.
El puño, la espada y el hechizo
Lamentablemente en este juego deberás luchar con más elementos que sólo un montón de enemigos. Para empezar, librarás una constante batalla contra la cámara, que no es nada intuitiva y nunca cambia de posición a menos que tú lo hagas manualmente o presiones R3 para que se ponga justo detrás de ti, pero aún con esta “función” los resultados no siempre se traducen en la mejor visibilidad de tu entorno, lo que en un enfrentamiento contra los enemigos más difíciles sin duda se convierte en un obstáculo más.
Otro aspecto deficiente es el mapa. Cuando estás explorando el mundo contarás con un mini-mapa que mostrará siempre tu ubicación y tiene dos niveles de “acercamiento”, aunque son prácticamente idénticos.
Los juegos actuales nos han acostumbrado que estos mini-mapas cambian su orientación dependiendo de la dirección en la que estemos viendo, pero en Star Ocean no es así, el norte siempre será el norte y nada lo cambiará, por lo que puede que te cueste un poco acostumbrarte a esta visualización.
Al poner pausa, el juego te mostrará el mapa completo de la región en la que te encuentras, pero es imposible hacer zoom o echar un vistazo a la sección siguiente, por lo que si debes ir a una ciudad pero no recuerdas bien el camino, puede que termines yendo en la dirección equivocada, pues a menos de que estés cerca de tu destino este mapa no te mostrará señal alguna de la ruta que debes seguir.
El sistema del juego tiene múltiples problemas cargando elementos del mundo en el que te encuentras. Enemigos, cofres, puntos de guardado, puntos para cosechar y cosas por el estilo aparecen de la nada ante tus ojos mientras avanzas. Ya conocemos el poder de PlayStation 4 y los mapas de Star Ocean no son particularmente grandes, por lo que resulta extraña esta clase de desempeño que parece no corresponder a los juegos de la actual generación de consolas.
Tu aventura estará épicamente musicalizada, con temas interpretados por instrumentos clásicos mientras te encuentras explorando un pacífico pueblo —cada región cuenta con un tema diferente—, pero con canciones más dinámicas y emocionantes con instrumentos eléctricos durante el combate.
La música es uno de los mejores aspectos del juego, pero llega a cansar al repetirse una y otra vez sin descanso. Rara vez te encuentras en un momento sin musicalizar y las melodías que al llegar a un lugar te parecían bonitas terminan siendo repetitivas y aburridas.
Un error grave es que durante el combate, entre todos los gritos de guerra —ya saben que en una pelea no se puede hacer un movimiento sin gritar su nombre antes de ejecutarlo—, algunos personajes clave dan pistas sobre lo que debes hacer, hacia donde debes ir o algún detalle sobre la historia.
Muchos de estos diálogos “extra” —por denominarlos de alguna manera— se pueden perder fácilmente, pues en ocasiones están subtitulados sobre la cabeza del personaje en cuestión y no en la parte inferior de la pantalla —como normalmente sucede—, así que si no entiendes perfectamente japonés o inglés “de oído” y encima el ángulo de la cámara no está apuntando al personaje que está hablando, es muy probable que te perderás de pistas sobre tu misión.
Luz y oscuridad, las dos caras de la moneda
Sin duda lo mejor de Star Ocean: Integrity and Faithlessness es el combate. La dinámica de los ataques de tus siete personajes al mismo tiempo llega a ser un espectáculo. La posibilidad de decidir entre controlar sólo a un personaje durante las batallas o elegir personalmente el siguiente paso de cada guerrero al instante es muy satisfactoria cuando obtienes una victoria casi perfecta.
Lo malo es que si decides sólo controlar a un personaje, durante las batallas más complicadas notarás que la inteligencia artificial de los enemigos es muy superior a la de tus compañeros. En estas situaciones rara vez te ayudarán significativamente y terminarás haciendo todo tú mismo.
En estas peleas más demandantes seguramente fallarás en tu intento en más de una ocasión, y no porque seas malo o el enemigo muy poderoso, sino que en cuanto cambies de personaje el anterior hará lo que quiera, abandonando la posición estratégica que elegiste para él, lo que resulta realmente grave en misiones en las que debes proteger a un integrante y necesitas de todos tus guerreros en donde reciban la menor cantidad de daño posible.
En lo personal, me gustó el sistema de combate del juego, la posibilidad de cambiar al instante entre personajes y el nivel de personalización que puedes darle a las habilidades de cada uno, haciendo que el estilo de pelea de tu equipo realmente represente tu estilo de juego.
El diseño de los personajes, me parece muy original y de gran calidad. Dentro del menú en donde puedes ver el progreso de cada uno de los guerreros nos muestran a los personajes al más puro estilo del manga japonés y en general encuentro adecuada su interpretación ya en el juego, dejando de lado el realismo.
Si llegas a perder en batalla te darás cuenta de lo malos que son los puntos de guardado en este juego, que son muy escasos y en algunos momentos donde son necesarios —antes de una batalla importante, por ejemplo— no existe alguno, por lo que deberás volver a recorrer grandes distancias hasta poder enfrentarte nuevamente contra aquél que te derrotó.
En otras ocasiones los puntos de guardado están ahí y por alguna extraña razón no se te permite usarlos. Los puntos de guardado no son nada intuitivos y parecen reciclados de la generación pasada, requiriendo hasta de tres confirmaciones para lograr guardar o cargar.
Otro de los puntos débiles del juego es, increíblemente, su historia. En esta reseña sólo mencioné la trama principal, dando detalles muy vagos y sin algún spoiler, aún así estoy seguro que muchos de ustedes ya descubrieron qué sucede y en qué termina el relato.
En ningún momento la historia logra atraparte, hacer que te preocupes por los personajes o lo que les pueda pasar. Llegará cierto punto en el que encontrarás que hasta la siguiente misión ya resulta predecible: ve al punto más lejano y habla con tal personaje, ahora regresa a donde empezaste, luego ve a una nueva región lejana que se acaba de desbloquear, regresa a la capital… En fin, hay muy poca variedad en las misiones y nunca logras sentir que es de vital importancia cumplirlas.
Conclusión
Si esperaban una aventura espacial espectacular lamento informarles que en este juego no la encontrarán. Desde el comienzo pensaba que la historia cambiaría radicalmente dando el salto a las estrellas, pero pasas muy poco tiempo en la nave espacial y básicamente la utilizas para viajar rápidamente a tus destinos.
La experiencia se vuelve monótona y cansada rápidamente, repitiendo lo mismo una y otra vez. El juego tiene buenas ideas que no se desarrollan completamente, de hecho parece que se conforman con estos conceptos poco pulidos y los implementan así, replicándolos en más de una ocasión con sólo un ligero cambio.
Me hubiera gustado una variedad más amplia de planetas y poderlos visitar en la nave, integrar de mejor manera o con mayor presencia los elementos espaciales. También me hubiera encantado sentir un reto mayor en las batallas, en ningún momento sentí que mi equipo estuviera en peligro de ser masacrado, incluso con grandes grupos de enemigos o los jefes.
Star Ocean: Integrity and Faithlessness no es el regreso que los fans de la saga estaban esperando, de hecho se siente como una entrega forzada, una experiencia reciclada de la generación de consolas anterior. Si son fans empedernidos de los RPG puede que disfruten los pocos elementos que logró ejecutar de buena manera este título, pero aún así me parece que les costará mucho trabajo incluirlo entre sus juegos favoritos del año y rara vez se encontrarán recomendándolo a un amigo.
Veredicto
Star Ocean: Integrity and Faithlessness+
- Buen sistema de combate
- Interesante función de cambio de personajes en batalla
- Buen diseño visual de personajes
- Buen score musical
-
- Historia predecible
- Personajes poco entrañables
- Cámara torpe
- Puntos de guardado deficientes
- Problemas técnicos al cargar elementos del juego
- IA de los compañeros muy limitada
- Mapa poco útil