El año: 1996. La consola: Game Boy. La meta: Atraparlos a todos.
“Dr. Bug” era el apodo con el que se le conocía a Satoshi Tajiri. El sobrenombre venía de su fascinación por coleccionar insectos en las áreas verdes de Japón; la urbanización del país nipón y los cambios generacionales, hicieron que su pasatiempo fuera cayendo en el olvido.
Con lo anterior en mente y en busca de llevar su pasión a nuevos horizontes, Tajiri vio en la entonces nueva portátil de Nintendo, la posibilidad de recrear ese espíritu de coleccionismo en aquellas personas que preferían jugar en sus casas. A cuestas de su pasión, el mundo conoció algunos años después Pokémon.
Capsule Monsters
Si bien es el Game Boy la consola que vio nacer una de las series más exitosas de la industria, es gracias al link cable que Pokémon existe. Satoshi Tajiri estableció el concepto principal de la franquicia al entender lo que podría hacer con el accesorio de la portátil: intercambios y combates. Hoy en día es fácil darse cuenta del fervor que hay detrás de la obra creada por Game Freak, y mucho de ello se debe a los conceptos mencionados y la evolución que han tenido a lo largo de los años.
Game Freak, como desarrolladora, nace en 1989 tras haber pasado gran parte de los años ochenta como una revista de videojuegos japonesa a cargo del mismo Satoshi Tajiri y Ken Sugimori. De Tajiri ya se ha dado información suficiente como para acreditarle haber creado Pokémon, pero Sugimori es igual de importante, al grado de ser el principal responsable del arte de los primeros 151 Pokémon, y posteriormente, con la ayuda de un equipo dirigido por él, muchos más de las siguientes generaciones.
Como una desarrolladora y con una idea aterrizada de lo que en ese tiempo se conocería como Capsule Monsters, Game Freak presentó su proyecto a Nintendo, logrando que la compañía japonesa invirtiera en su desarrollo. Así a principios de los años noventa iniciaría el trabajo en forma de Pokémon Red & Green, mismo que tuvo una duración de 6 años, siendo el juego de la franquicia en el que más tiempo se ha invertido. 20 años han pasado de aquellos gloriosos días y aunque muchas cosas han cambiado, la esencia general de la serie se ha respetado de manera bastante sorprendente.
Precisamente es un documento conocido como Capsule Monsters el que nos permite conocer, con lujo de detalles, las ideas primarias con las que Pokémon fue concebido. Desde un boceto inicial de Kanto, hasta las primeras criaturas en ser diseñadas, el archivo contiene información suficiente como para dedicarle horas y horas a los cambios realizados y a las avanzadas ideas que se empezaban a materializar. Por ejemplo, los primeros diseños de los monstruos dejaban en claro que se trataría de un mundo habitado por seres que combinaban apariencia de dragones y dinosaurios; de ahí que el primer Pokémon concebido sea Rhydon (#112).
El hecho de que los Pokémon tuvieran la inspiración mencionada, podría responder a muchas cuestiones que seguimos viendo a lo largo del documento y hasta en el juego final. Los primeros bocetos de lo que sería Pokémon, dejaban ver a las criaturas como seres más salvajes de lo que en realidad son: artículos como látigos o jaulas, hacían aparición en los primeros diseños, con el fin de dejar en claro la importancia del entrenamiento. Aunque no todos pensaban igual sobre el concepto de los acompañantes Pokémon, por ejemplo, para Junichi Masuda, compositor principal de la serie, la relación entre el Pokémon y su entrenador se debe entender como la que hay entre una mascota y su dueño.
El punto de Masuda queda como un claro ganador para lo que posteriormente tuvimos la oportunidad de jugar. Los Pokémon terminaron conviviendo con los humanos en su mundo; el desarrollo de nuevas criaturas para el proyecto siguió inspirado en dinosaurios, pero ahora servían como apoyo para el protagonista como es el caso de Lapras (#131), uno de los primeros en ser creados para el juego y que comúnmente se utiliza como medio de transporte en los mares. Incluso el anime nos deja en claro que los Pokémon no son malos y sólo obedecen lo que sus entrenadores ordenan… o al menos con eso se justifica el Ekans (#023) de Jessie en la primera temporada.
Como aliados o monstruos salvajes, los Pokémon debían ser capturados y entrenados. Es ahí donde sale a la luz uno de los elementos más representativos de la franquicia: la Poké Ball. Capsule Monsters nos lo deja muy claro, se trata de un dispositivo que nos permite transportar a nuestros Pokémon y para liberarlos solo hay que presionar un botón. Probablemente junto al pasatiempo de los bichos, la capsula Gasaphom sea el segundo elemento de vital importancia que haya dado vida a Pokémon. El uso de un accesorio tan pequeño hacía que el transportar criaturas de gran tamaño fuera sencillo y agilizaba el proceso de intercambio. Tan práctico como llevar una consola de videojuegos en el bolsillo.
El mundo real de Pokémon no era muy diferente al nuestro, básicamente los monstruos formaban parte de cualquier tipo de actividades: transporte, mascotas o negocios. Las primeras ideas del juego abrían la posibilidad de adquirir a un Pokémon en una tienda, independientemente del nivel de entrenador que tuviéramos, incluso podíamos apreciar el precio de nuestros compañeros al momento de visualizar sus stats en la Pokédex. Junto al hecho de tener un látigo para entrenar, la idea de que nuestros compañeros fueran un negocio, rompía la dinámica de formar un equipo con estas fascinantes bestias. Si eso se implementará no seríamos mejor que un miembro del Team Rocket.
Se trataba del primer concepto de Pokémon y si lo comparamos con los primeros juegos de la serie nos damos cuenta de que muchas cosas se intentaron conservar de manera muy discreta y otras que siempre estuvieron ahí. De estas últimas es aún más interesante hablar: la Poké Ball, Dexter, el coleccionismo, el viaje interminable y hasta un concepto muy básico de lo que hoy es el juego competitivo.
Gotta Catch ‘Em All
Todo Capsule Monsters representa muy bien los puntos anteriores; esquemas básicos de la información que brinda el Pokédex a la hora de abrirla, desde sus atributos hasta su número asignado en una enorme lista. Los primeros puntos de los stats, aunque básicos, ya nos dejaban ver su importancia en el terreno de las competencias y la idea del link cable iba más allá de un intercambio, se trataba de poner a luchar a las bestias en favor de sus entrenadores.
Y el coleccionismo, no importa si apenas habían creado 20 criaturas, la idea era tenerlas a todas. Para eso necesitábamos las Poké Ball, para eso entrenábamos Pokémon, para ello estaba planeada la idea de comercializar criaturas, para eso necesitábamos una consola que nos dejará llevar todo a cualquier lugar y un accesorio donde los bichos pudieran viajar de un lado a otro.
Se trata de atraparlos a todos, ya sea dentro del juego o fuera de él. Sin esa idea Pokémon no sería el gigante de la industria que es hoy en día. Por encima de la misión principal dentro del juego: ganar la Liga Pokémon, podíamos pasar más tiempo coleccionando, combatiendo e intercambiando, que buscando vencer a la Elite Four, lo cual era relativamente sencillo en comparación de los combates reales con nuestros amigos.
Por más increíble que parezca, Pokémon también se vio influenciado por la mente de Shigeru Miyamoto. Es el creador de Mario y Zelda el que termina por definir uno de los puntos más importantes de la franquicia: las dos versiones. La primera entrega de la serie se compone de dos juegos: Red & Green. La idea de Miyamoto va más allá de saturar las tiendas con el mismo título, la novedad apela al gameplay y al concepto principal de la franquicia.
Básicamente el hecho de tener dos versiones del mismo juego nos permite tener contenido exclusivo en cada uno de ellos y si la idea es coleccionar a todos los monstruos solo tenemos dos opciones: comprar el mismo juego dos veces o encontrar un amigo con la versión que nos falta y proponerle un cambio generoso. Con dos juegos “iguales” el sueño se volvió real, el público parecía entender por completo el concepto que Tajiri concebía y, a pesar de ello, el juego no estaba completo.
Las historias y los mitos van de la mano. Sin la idealización de una hazaña increíble no estaríamos celebrando con tanto gusto el 20 aniversario de la serie. La historia de Pokémon es muy básica y era menos compleja en su primera entrega: tienes 10 años y es momento de independizarte, salir por el mundo y comenzar tu viaje como un entrenador Pokémon. La mitología que empezábamos a conocer nos dejaba ver a los simpáticos monstruos como acompañantes y entre más avanzábamos por la región de Kanto, más nos adentrábamos a sus secretos.
Desde un Pokémon que puede copiar a cualquier otro, hasta uno que ha sido creado de manera digital y solo puede comprarse en un casino. Las leyendas también nos guiarían a las tres aves legendarias: Articuno (#144), Zapdos (#145) y Moltres (#146). Los restos de una mansión consumida por el fuego nos presentaban a Mewtwo (#150), creado por los humanos a partir del ADN de una criatura mitológica. Gracias a Satoru Iwata y sus Iwata Asks, sabemos que el elemento que desató la locura por la serie llegó al juego de último momento y se mantuvo oculto hasta que fue necesario.
En abril de 1996, un par de meses después del lanzamiento de las primeras versiones, la revista CoroCoro Comic lanzó un concurso para el juego. La publicación elegiría a veinte ganadores, los cuales podrían enviar su cartucho a la revista, recibiendo a vuelta de correo un Pokémon más en su partida. El Pokémon en cuestión no estaba disponible de manera común en la aventura, por más horas que juntarás y recorrieras cada rincón de Kanto, era imposible hacerse con Mew (#151). La bestia daría punto final a los primeros 151 Pokémon y sería el último ingrediente de lo que hoy conocemos como la segunda serie de videojuegos más popular de todos los tiempos.
Con más de 75,000 participantes en el concurso de la publicación japonesa, el éxito de los primeros juegos pasó de moderado, a ser el número uno en ventas semanales de Japón. El rumor de que un personaje existía dentro del juego fue suficiente como para desatar la “Pokémania” con los japoneses y crear un mito alrededor de su obtención, en especial para los que vivan fuera de la isla. Mew llegó incluso a se repartido por los editores de Club Nintendo en el 2001, posiblemente el Pokémon más raro de conseguir legalmente.
I wanna be the very best
No había pasado un año y Pokémon ya empezaba a ser un nuevo fenómeno para Nintendo, la llegada a América era algo inminente y la forma en que aterrizarían a nuestra región se vería acompañada por un popular anime. La animación para televisión de Pokémon se estrenó en abril de 1997 en Japón, la historia nos colocaría tras los pasos de un personaje llamado Satoshi (en honor a Satoshi Tajiri) quien comenzaría su búsqueda por convertirse en el mejor maestro Pokémon del mundo en compañía de su Pokémon inicial: Pikachu (#025).
Al igual que el juego, la trama nos coloca a través de la región de Kanto en la recolección de las ocho medallas de gimnasio, así como la captura y el entrenamiento de nuestros Pokémon. Evidentemente, al ser dirigido a un público mucho más amplio, la caricatura recibió muchos cambios en favor de hacer más entrañable los conceptos como la amistad con los Pokémon o el agregar un par de acompañantes a la aventura que conocíamos como individual. El fenómeno ya estaba comprobado, por lo que el anime sólo termino de afianzar a la franquicia en Japón y servir como punta de lanza para la salida del juego en otras regiones.
Para cuando recibimos el juego en esta parte del mundo, el diseño de los Pokémon había cambiado para parecerse más a lo visto en el anime, de igual forma la localización del juego se adaptó para conservar y adaptar gran parte de la etimología japonesa del juego al inglés y posteriormente al español. Fue en 1998 cuando la primera generación salió de Japón con Pokémon Red & Blue, éste último en sustitución de la versión Green. Salvo lo ya mencionado, el juego no tuvo cambios de su versión original y cosechó el mismo éxito que ya se había visto en el país nipón.
Probablemente lo último que pudimos ver en concreto de la primera generación tiene que ver con la forma en que Nintendo empezó a conectar sus logros. En 1998 debutó en Japón la última versión de la primera parte: Pokémon Yellow. El juego en cuestión era prácticamente idéntico a Red, Green o Blue, solo que, en vez de Red (nombre oficial del primer protagonista) manejábamos a Satoshi.
Lo anterior nos colocaba en un híbrido del juego original con una adaptación del anime: el único Pokémon inicial disponible era Pikachu, que viajaba junto a nosotros al igual que en la caricatura, podíamos conseguir a los tres Pokémon iniciales de manera especial y parecida a lo visto en los primeros episodios del anime, nuestro rival era Shigeru (en honor a Shigeru Miyamoto), las peleas con el Team Rocket cambiaban por Jessie y James y los diseños de todos los Pokémon cambiaron en favor de lo que veíamos en el anime.
Con lo anterior podríamos cerrar el primer ciclo de Pokémon en nuestras vidas. Seguramente hay mucho más que comentar, como los niños japoneses que sufrieron ataques epilépticos por culpa de Porygon (#137), la llegada de Pokémon Stadium y su compatibilidad con los juegos de Game Boy, la oleada de productos que salieron usando la imagen de las primeras 151 criaturas. De alguna manera todo se alineo para que la idea del coleccionismo fuera más allá de juntar mascotas digitales en un Game Boy y diéramos el paso a hacerlo con los tazos, las tapas de Mirinda y las sorpresas de Burger King.
El anime siguió creciendo, al grado de tener más de 900 capítulos al día de hoy, su primera película incluso llegó a los cines de México y todo el mundo estaba vuelto loco por ver a Mew peleando contra Mewtwo. Las primeras noticias de Gold & Silver ya circulaban por las revistas y el Internet y los primeros Pokémon de esa generación se dejaban ver en Cartoon Network. Las expectativas nunca han dejado de crecer y eso nos ha dejado ver que cada consola portátil de Nintendo tenga un éxito asegurado con la salida del nuevo juego de Pokémon.
A 20 años de su debut pocas cosas han cambiado del planteamiento original que podemos ver en Capsule Monsters. Bueno o malo, será tema para otra ocasión, lo importante es que la serie se ha sabido mantener en el gusto de los jugadores, buscando atraer a las nuevas generaciones con la misma fórmula que nos atrapo a finales de los 90’s y entregando un nuevo reto a los más veteranos, para hacernos sentir como si estuviéramos frente a nuestra Game Boy después de ver el último capítulo de Pokémon por Canal 5.
Pokémon llegó a nuestras vidas cuando el primer Game Boy estaba en el olvido. A muchos nos hizo adentrarnos a un género legendario como lo es el RPG. Para otros podría ser la serie que nos permite recordar el valor de un videojuego en su sencillez. Sea cómo sea, Pokémon está más allá del bien o el mal, se ha colocado en un lugar legendario dentro de la industria y ha sabido mantenerse en la mira del mundo por 20 años de manera ininterrumpida. Si con eso no te queda claro el poder de la serie, nunca entenderás su éxito.
Felicidades, Pokémon. Gracias por todo.