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Silent Hill 2 | Promesas rotas y la oscuridad de los sentimientos

El principal antagonista de nuestra historia, es precisamente lo que hay en el interior mismo de nuestra mente.

Los videojuegos ya se han convertido en algo más que una simple forma de entretenimiento. Con el paso de los años y las crecientes posibilidades tecnológicas, los desarrolladores nos han llevado de la mano a conocer historias y mundos que quizás nunca veríamos en carne propia, pero que aún así llegan en ocasiones, incluso, a tocar lo más profundo de nuestros sentidos.

Un buen ejemplo de esto que menciono, es Silent Hill (SH), un título de terror psicológico que a finales de los noventa, vino a darle más brillo al género de terror en los videojuegos que, aunque para entonces ya había encontrado su paso y ya era bastante popular, todavía se consideraba como un terreno fértil para nuevas propuestas.

Así, Silent Hill llegó a tiempo, cuando títulos como Alone in the Dark, Clock Tower, Parasite Eve y Resident Evil ya eran grandes referentes del denominado survival horror; porque su propuesta, que partía de una pequeña pero brillante división de Konami llamada Team Silent, fungió como un importante eslabón para precisamente seguir definiendo al género… Tal vez no lo hizo al apoyarse de un gameplay precisamente innovador, pero sí a través de una críptica historia que se apoyaba de una sensación de terror y soledad que –podría decir con seguridad– nadie ha podido emular hasta ahora.

Después de su lanzamiento en 1999, SH se convirtió casi de manera instantánea en un título mayormente aclamado por la crítica y el público en general, así que Konami decidió dar luz verde a una secuela que mejoraría considerablemente lo ya aventajado y que probablemente resultaría en un éxito comercial al igual que su antecesor. Así fue, también en 1999, cuando Silent Hill 2 comenzó con su desarrollo, apuntando su lanzamiento inicialmente a la ya prometedora PlayStation 2 y siendo el 24 de septiembre de 2001, cuando el título llegara para quedarse por siempre.

“En mis sueños más inquietantes puedo ver ese pueblo… Silent Hill” – Mary.

Cuando pensamos en Silent Hill, la idea siempre se relaciona en directo con el terror, con la oscuridad o con criaturas terribles que quieren terminar con la vida del protagonista a como dé lugar, porque eso es lo que se ve a primera instancia. Pero lo cierto es que, al menos en lo que a las entregas principales respecta… hay algo más. Algo que puede explicar de manera profunda los porqués de la existencia de todo aquello. Todas ellas gozan de gran complejidad que se adentra en simbolismos religiosos o que se refieren a leyendas históricas y, sobre todo, que expresan la vulnerabilidad del ser humano ante lo que le rodea, ante sus propios pensamientos y ante sus propios demonios.

La llegada de Silent Hill 2 (SH2) rompió con los esquemas, superó la complejidad que inició su predecesor y la convirtió en algo todavía más reflexivo. Para ese entonces ya habíamos entendido los efectos de la maldición y la eterna oscuridad que Alessa arrojó sobre el pueblo como castigo por ocasionar todo el dolor de su vida, pero también, que hay formas de combatirla, porque todo lado oscuro tiene una contraparte luminosa y pura; para llegar a ella habrá que aprender a mantenerse fuerte, aceptar y afrontar el destino que a cada uno nos corresponde.

Silent Hill 2

En el pueblo de Silent Hill, todo lo que vemos es el reflejo de nuestra propia debilidad, de nuestros deseos más ocultos, de nuestra maldad. Esta idea se puede interpretar, incluso, durante los primeros segundos de Silent Hill 2, cuando conocemos al protagonista de la historia, James Sunderland. Él aparece frente a sí mismo en el espejo de un baño que se ubica en medio de la carretera hacia Silent Hill. El último lugar donde vacacionó al lado de su difunta esposa, Mary.

James parece ser un viudo que a tres años de su pérdida, aún no ha podido dejar atrás el dolor. Misteriosamente recibe una carta de Mary, en donde ella le recrimina el no haber cumplido la promesa de haberla llevado de vuelta a Silent Hill, antes de que enfermara, perdiera toda su belleza y finalmente, muriera. Así que James se dirige de vuelta al pueblo para saber más de la carta, pero descubre que está completamente desierto, o al menos eso parece.

Bajo una introducción como esa, lo primero que uno siente es una especie de empatía, porque James es un hombre triste. Pero el desarrollo del juego se enfoca principalmente en mostrarnos justamente el lado oscuro en la moneda, revelando que el que ocasionó la muerte de Mary, fue una versión desesperada y enloquecida de él mismo, que no podía soportar más la agonía de no poder cumplir sus deseos sexuales nunca más y que posteriormente sólo puede sentir culpa ante el abandono y el maltrato hacia ella durante sus últimos días.

“Lamento tanto todo lo que te hice, lo que nos hice, durante todo el tiempo que estuve enferma” – Mary.

Silent Hill 2 repudia por completo lo que es obvio. Se da el lujo de jugar con nuestra mente, de provocarnos dolores de cabeza a través de ingeniosos pero indudablemente bellos puzzles y el retorno del desesperante mapa que va tomando forma con el tiempo. Pero coquetea con la idea de dejar atrás la “inocencia” y hasta cierto punto, los límites de su antecesor, para hablar sin tapujos de temas realmente profundos y humanos, como la depresión, la soledad, el deseo sexual, el abuso, la violencia, la culpa e incluso, el odio hacia nuestra propia especie, hacia nosotros mismos.

Silent Hill 2

Todo eso se expresa a través de lo que locura misma de James y la de los personajes que encuentra en su camino simbolizan juntas. Un buen ejemplo de ello es Angela Orosco, quien al igual que él, se adentra en la niebla y el frío de Silent Hill para encontrar a su madre, pero que con el paso del tiempo sucumbe ante los recuerdos de los abusos de su padre en la infancia, tomando forma en sus propios demonios dentro del pueblo. Otro ejemplo es Eddie, quien también sufrió mucho a lo largo de su vida, desarrollando una psicopatía severa que le impide quitarse de encima el deseo de asesinar, y quien, por algún motivo que nadie conoce, puede ver exactamente los mismos demonios que James.

Silent Hill saca lo peor de uno mismo y lo transforma, cada uno podría ver el pueblo de forma distinta, y es por eso que todo lo que James encuentra a través del viaje desesperado por encontrar a Mary, tiene algo que ver con lo que ha vivido. Lo interesante, es que los recuerdos están tan encerrados en su mente debido a sus trastornos, que ni él mismo está consciente de ello, y se muestra confundido –o hipócrita, si lo vemos desde otro punto de vista– antes de poder averiguar más.

María, por ejemplo, es una mujer que luce exactamente igual que Mary, pero en una versión atrevida, sugerente y algo dramática. También es falsa. Y representa todo el deseo sexual que James reprimía cuando su esposa moría en el hospital, es también la furia en sus adentros, y es también el sufrimiento, pero irónicamente lo único que James siente por ella es curiosidad por su aspecto; él la mayor parte del tiempo habla sobre su profundo amor por Mary y el deseo de verla por lo menos una sola vez más.

Silent Hill 2

Los simbolismos de Silent Hill se apoyan muchísimo de los enemigos del juego. En cuestiones de gameplay finalmente dejamos de pisotear, apalear o dispararle a criaturas aleatorias mientras corremos entre la niebla en busca de los fragmentos del mapa y más pistas… bueno, en realidad sí lo hacemos, pero lo cierto es que estas situaciones brotan de lo que hay en el subconsciente de James también.

Lo que quiero decir es que los deseos reprimidos y la personalidad de James antes de ser el James “inocente” se ven reflejados en los demonios a los que enfrenta: una metáfora bastante acertada acerca de la vida. Pareciera que Silent Hill más bien pretende obligarnos a eliminar todo lo que existe reprimido en nuestra mente, para combatirlo y finalmente dejarlo ir. Bajo este razonamiento podríamos interpretar que las enfermeras llevan minifaldas y escote, sugiriendo que mientras James esperaba tener relaciones sexuales con Mary en el hospital, encontraba atractiva a alguna de sus cuidadoras.

Los maniquíes en el juego, también son femeninos, y también son representados de manera sexista, como objetos del deseo y como seres completamente desechables, cuando uno de ellos es abusado por Pyramid Head durante nuestro primer encuentro con él, por ejemplo. Pero éstos, quizás, son más bien el reflejo del maltrato de James hacia Mary y lo que ella significaba para él cuando su enfermedad consumió sus fuerzas y su belleza externa.

Y ya que abordé el tema, Silent Hill 2 también trajo consigo a uno de los enemigos más emblemáticos de la serie, y de la industria en general: Pyramid Head. El único ente que, por cierto, tiene una forma masculina en el juego que muchos recordarán por lo intimidante que es. Sus motivos de existir también son ambiguos, pero siempre se muestra como algo invencible, algo que no puede morir, al menos no en manos de James.

Silent Hill 2

Existen muchos debates. Algunos creemos que Pyramid Head existe porque James también necesitaba una extensión de sí mismo que pudiera castigarlo por lo que hizo durante la enfermedad y la muerte de Mary. Es por eso que digo que María también representa al dolor, porque ella muere en diversas ocasiones frente a James, y siempre lo hace en manos de Pyramid Head.

De hecho, en Silent Hill, la aparición de Pyramid Head no es exclusiva de James, porque precisamente esta criatura sólo existe en el “inframundo” de aquellos que guardan sentimientos de culpa en su interior. Y es tan letal, incluso de manera indirecta, porque precisamente se mete con los aspectos que más hacen daño a la mente del personaje, en el caso de James, el recuerdo de Mary a través de María. Así que cuando nuestro protagonista acepta su destino y sus debilidades, esta forma desaparece de su visión alternativa de Silent Hill.

“Quiero que vivas por ti mismo ahora. Haz lo mejor para ti, James” – Mary

El futuro de Silent Hill es incierto y a decir verdad, no es muy esperanzador ahora. El Team Silent se fue diluyendo poco a poco a través de los años, logrando completar una cuarta entrega utilizando el formato clásico –y a decir verdad, el que definió todo lo que SH es– a partir de ello, ha habido mucho material más de la serie, pero nada volvió a sentirse como antes.

Pero la culpa tampoco recae tanto en nuevos desarrolladores, sino también en la evolución del survival horror a través de los años que, para convertirse en algo rentable y atractivo para las nuevas generaciones –que ya encontraban el concepto de Silent Hill como algo tedioso y aburrido– se convirtió en un popurrí de entregas que dejaron del lado la narrativa y las atmósferas tensas para enfocarse a la acción, y Silent Hill no prescindió de este pecado.

Silent Hill 2

El último suspiro de la serie fue hace algunos años, cuando se le encomendó la misión a Hideo Kojima de devolverle la lucidez a algo que ya estaba agonizando. Él unió fuerzas con el director mexicano Guillermo del Toro, el actor Norman Reedus e incluso, el mangaka Junji Ito, para lograr ese cometido con Silent Hills, pero como podrán saber, el proyecto no pudo florecer, concluyendo abruptamente el año pasado.

Así que, al menos ahora que Silent Hill 2 ha cumplido 15 años desde su lanzamiento en nuestro continente, quizás sea una buena idea darle una vuelta más, en honor a la nostalgia y en honor a esos clásicos que, por más tiempo que tengamos sin jugar, siempre es bueno volver a ver.

Nota al lector:

Este texto fue originalmente publicado por mí misma en Código Espagueti con motivo del XV aniversario de este título, si quieren ir a la versión original, los invito a visitar este enlace.

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