Conoce la fábrica que guarda la magia del ensamblaje de las consolas de Sony con gran infraestructura automatizada.
Un artículo publicado recientemente en la revista Nikkei ha revelado un poco lo que pasa detrás de las bambalinas en la producción de una consola PlayStation. El dato más curioso al respecto, es una fábrica ubicada en Kisarazu, una región cercana a las bahías de Tokio.
En el medio descubren el lugar como un recinto reconocible por sus torres de color blanco en donde, apenas al ingresar, se puede escuchar el reconfortante sonido de varias máquinas robóticas desempeñando una labor muy especial: ensamblar nuevas consolas de PlayStation 4 con la ayuda de apenas algunos humanos que se encargan de colocar las piezas en su lugar.
Un trabajo en equipo
Actualmente, en la fábrica –que en realidad existe desde los inicios de la producción de la primera familia de consolas PlayStation– se pueden encontrar 32 máquinas desarrolladas por Mitsubushi, y la mayoría de ellas se dedica a colocar cables y otros elementos de las entrañas de la consola en su lugar con gran precisión. Los robots requieren de asistencia humana cuando se trata de la maniobra de materiales delicados como papel o tiras muy delgadas que puedan romper con facilidad.
En términos generales, los humanos se encargan de supervisar perfectamente el inicio de la producción de cada consola; revisando que las tarjetas madre y todos los elementos que se colocan en la línea estén en buen estado, y se preparan para el final y comenzar a empacar cada consola.
Este proceso ha sido implementado desde el año pasado, y continuará con la producción de las cuatro consolas que Sony estará produciendo en los próximos años: PlayStation 4, PlayStation 4 Pro, PlayStation 5 y PlayStation 5 Digital Edition. El artículo también revela que Sony continúa invirtiendo en la automatización de sus producciones quizás con la apertura de nuevas fábricas, especialmente con el ojo apuntando al proceso veloz que demandará solventar el lanzamiento y los primeros años de producción de la nueva generación.
Fuente: Nikkei Asian Review