¿En qué momento pasamos de ser nostálgicos a querer obligar al mundo a revivir nuestra niñez?
Recientemente Pokémon celebró sus 20 años de vida y una generación entera parece haberse topado con su existencia. Con motivo de este gran evento, Pokémon Red, Blue y Yellow fueron puestos a la venta en la eShop de 3DS con el fin de atrapar a los entrenadores de todo el mundo con un poco de nostalgia y de paso, presentar a los nuevos jugadores la razón por la cual el fenómeno de los monstruos de bolsillo, está tan vigente como en 1996.
Evidentemente la brecha generacional nos ha dejado con un sinfín de novedades que, hacen ver más que viejos y aburridos a los juegos que en aquél momento revivieran el Game Boy. Por medio de Miiverse, los usuarios de 3DS han colocado sus dudas y quejas sobre lo que están descubriendo, desde lo cutre de los diseños en las primeras 151 bestias, hasta la incertidumbre de cuál es el camino a seguir para llegar al siguiente gimnasio.
Lo consecuente en esta entrada sería quejarme de lo malos que son los nuevos jugadores, y es que varios de ellos sí lo son; o lo poco sensibles que son ante el arte que diera vida a esta franquicia, pero no. La razón de estar escribiendo esto es para defender, un poco, a las nuevas generaciones de videojugadores; las mismas que día con día compran un DLC o hacen una microtransacción, apoyando nuestro pasatiempo favorito de una mejor forma que esperando la venta de fin de año en Steam.
Como jugador que creció entre el “fin” de los 8 y 16 bits, y el nacimiento de las consolas con polígonos, la manera en que veo a la industria actual me parece un poco más neutral. Claro, amo The Legend of Zelda, me encantaría tener un SNES y mi segundo juego favorito de toda la vida es Pokémon Blue… el segundo, porque yo crecí con un PlayStation, me enamoré de la industria con el Xbox y Xbox 360 y mi juego favorito de todos los tiempos es Grand Theft Auto IV.
Es una mezcla rara, pero tiene un panorama muy bonito.
El chiste es divertirse
Lo anterior refleja un poco la manera en que veo las cosas. Por ejemplo, yo no diría que al jugar juegos en inglés tuve un mejor dominio de dicho idioma o que lo interesante de los juegos de antes era el reto que te costaba terminarlos. Tampoco apoyo prácticas como el DLC desmedido o los juegos en dispositivos portátiles que no sean consolas de Nintendo o Sony. Les digo que es una mezcla rara. Pero más encarnadamente que todo lo mencionado, no encuentro la gracia en querer que un chamaco de 12 o 15 años tenga que rendirle culto a todos los juegos clásicos de Nintendo o SEGA, eso no está chido.
Todos sabemos que Super Mario Bros. 3 es una obra maestra, conocemos la importancia de Sonic The Hedgehog en la guerra de consolas de los noventa y veneramos el trabajo de Capcom en Street Fighter II. Pero ya, déjenlo en sus recuerdos, en los emuladores y los recopilatorios de las compañías para las consolas actuales.
Si los chavos que van en secundaria o prepa quieren jugar todo el día FIFA, Call of Duty y Candy Crush, déjenlos en paz. Seguramente cuando ellos regresan de la escuela a prender su PS4 sienten la misma emoción que ustedes al conectar el NES y poner Metroid.
Da igual si en Facebook ponen que son “bien gamers” mientras buscan compañeros para Destiny, lo importante es que le están dando vida a nuestra pasión más grande. Ellos van y compran una consola, dos controles y un juego el día de su lanzamiento. Nosotros nos quejamos en internet sobre el precio, esperamos a que salga en oferta y compramos juegos en línea con descuento. Otros solo tienen una consola (por amor a la marca) y critican al resto de las compañías cuando no han probado más de lo que tienen en su casa. Ahí está nuestra “pasión” por la industria.
Tampoco hay que ponernos tan duros. Regresemos al asunto de Miiverse y Pokémon, si alguien publica sus dudas en la red social de Nintendo, tenemos todo el derecho a quejarnos y burlarnos de la persona en cuestión. Se llaman redes sociales por una razón. Mi queja va más en el sentido de hacer una nota recopilando esas dudas y quejas, con un claro sentido del “que weyes están los chavos de hoy”.
Decir que los Pokémon clásicos no son juegos para ellos es absurdo, por algo Nintendo los subió a la eShop. Justificar las pocas habilidades de las nuevas generaciones, podría ser lo indicado. Sin embargo, todas esas pantallas de Miiverse son el resultado de a dónde hemos llevado a la industria. Todos los que hacemos algo relacionado con videojuegos lo hacemos porque es lo que nos hubiese gustado tener cuando jugábamos. Sin ir muy lejos, Club Nintendo nació llevando trucos y guías a los jugadores de la época del NES, SNES, Game Boy y Nintendo 64, y ahora esos lectores hacen guías y walkthroughs en YouTube.
De nada sirve que evidencien a los jugadores más jóvenes, si nosotros mismos les estamos dando todos los recursos para que ellos sean unos inútiles al tomar el control. Lo más chistoso es que esas quejas las hacen en pro de sus recueros y de lo –supongo- difícil que fue jugar algunas de las obras maestras de su niñez, quizá no tenían a quién preguntarle como pasar el tercer dungeon de Final Fantasy IV y les frustra que CoolDude#1 si pueda hacerlo, y, peor aún, que alguien le ayude. Que infancia tan dura.
La culpa es de Nintendo
En fin, a “ojo de buen cubero” yo me atrevería decir que el verdadero responsable de este problema es Nintendo. Vamos a un ejemplo sencillo: Los juegos de Nintendo son siempre lo mismo. De The Legend of Zelda a Skyward Sword o de Pokémon Red a Pokémon X; mecánicas, historia, personajes, gameplay, música, etc. Los cambios, aunque significativos, no terminan por marcar una diferencia esencial sobre lo que jugamos, agregan características novedosas, pero no son una reinvención completa del juego como tal.
La filosofía de Nintendo nos ha enseñado que cada juego va dirigido a la generación de jugadores en turno, mientras que apela de una u otra forma a los jugadores de toda la vida. Entonces, ¿por qué Nintendo no pudo atrapar a los jugadores que hoy no saben jugar Pokémon? La Gran N perdió ante FIFA, Call of Duty y Assassin´s Creed, a pesar de que ninguna de ellas (al menos de manera directa) buscaba apoderarse del público al que se dirigían los japoneses.
Desde la salida del Nintendo 64 los de Kyoto no han podido establecer esa hegemonía que los llevo a derrotar a Sega y salvar la industria. De 2004 a 2012 la compañía vivió una etapa increíble con la salida del DS y el Wii, ayudando a cosechar una de las vertientes de la industria con más éxito en la actualidad: los dispositivos móviles. Entre los Zeldas, Marios, Metroids y Pokémons, crecieron los títulos que hoy abarrotan la appstore, solo tuvieron que sustituir el lápiz táctil o el Wiimote por un dedo y bajarel precio a un dólar para ser todo un hito en el mundo.
Nintendo les dio la espalda los que hoy se burlan de los que no saben cómo vencer a Brock o los que mañana se decepcionaran porque el nuevo Zelda llegará primero Project NX. Esos jugadores que no se han puesto a pensar lo absurdo que será para el chavo de 15 años el dejar Pokémon Red (finalizado o no) y pasar a Pokémon X para toparse con las mismas mecánicas, historia y personajes, con el único “agregado” de las gráficas y una diferencia de 20 años. Nintendo busco al jugador casual y éste encontró compañías que hacían mejor el trabajo de Miyamoto y compañía.
A diferencia de muchos otros medios como el cine o la música, el valor un juego antiguo depende de muchos factores. Títulos como Pokémon cambiaban radicalmente en nuestra imaginación, pasamos a elaborar escenarios y sumergirnos a los cuadros de dialogo. Sentir que un ataque como Lanzallamas o Movimiento Sísmico se manifestaban como algo épico y que lo podíamos comprobar al ver dichas habilidades en Pokémon Stadium. Las tecnologías han cambiado, los gráficos dejan poco a la imaginación y las historias tienen una dinámica más cinematográfica; es probablemente la mejor etapa de la industria. La nostalgia es grandiosa, pero nos impide disfrutar del ahora.
Seamos sinceros, por qué alguien de 12 años querría comprar un SNES y jugar Battletoads, sí tiene una infinidad de opciones ante sus ojos. Juegos que parecen películas de Hollywood, historias complejas y personajes que dan para crear mil y un juegos más, mecánicas sencillas pero adictivas, obras pequeñas a precios accesibles y una enorme cantidad de elementos que pueden disfrutar sin tener que enfrascarse en una aventura frustrante como la ya mencionada, que seguramente muchos acabaron porque no tenían para otro juego y no les quedaba de otra. ¿En donde dice que debemos conocer toda la historia de la industria para echar la reta de FIFA? ¿Debemos respetar los clásicos de Nintendo cuando ellos no son capaces de atraer a su nueva audiencia?
Nos estamos quejando de los que no pueden jugar una reedición, cuando la queja debería ser que están jugando una reedición en vez de algo nuevo. Es más, ni siquiera es culpa de Nintendo, es nuestra culpa. Nos quejamos de que ya nadie juega los juegos de antes y nos burlamos cuando alguien tiene su primera experiencia con ellos. Estamos hechos unos tarados y no nos hemos dado cuenta. Nuestra experiencia con los juegos que nos ayudaron a crecer como videojugadores hubiese sido diferente con el internet de hoy en día, pero no lo queremos aceptar.