La emoción de comprar un juego que lleva varios años en desarrollo, puede morir en el instante en que empiezas a jugar. Pero… ¿Cómo saber que sería lo que esperabas?
El jueves pasado, se llevó a cabo la edición 2017 de The Game Awards, premiando no sólo a lo mejor del año, sino también dándonos un vistazo hacia lo más anticipado. El evento normalmente está lleno de World Premieres, en donde –como el nombre lo indica– tenemos el primer vistazo a títulos que están en desarrollo o bien, los conceptos de una nueva IP, lo cual suele crear no sólo emoción sino expectativa en la mayoría de los asistentes y espectadores.
Para no perder la costumbre, en esta edición algo de lo más llamativo fue Death Stranding que está a cargo de la celebridad de los videojuegos, Hideo Kojima. Sin embargo, aún no sabemos del todo cuál será la trama; a qué género pertenece; ni mucho menos una ventana de lanzamiento.
Pareciera que eso es lo que menos importa, porque estamos hablando del creador de Metal Gear, del multi-premiado director de cine Guillermo del Toro y grandes nombres que se sumaron a esta gran apuesta como Norman Reedus y Mads Mikkelsen. Pero al final del día todo forma parte de un proyecto del que, aparentemente, nadie más que Kojima Productions tiene idea, y yo no sé ustedes, pero temo por ello.
No puedo culpar a todos aquellos que ya mueren por tener el juego en sus manos y descargar ese parche de 30 GB de día uno, yo entiendo la emoción de esperar algo desconocido que además viene de la mano de uno de los más grandes creativos, que también ha estado en el ojo del huracán desde hace algunos años.
No me malinterpreten, yo amo la serie de Metal Gear Solid, pero como ya dije, no sabemos lo que nos espera y no podemos estar esperanzados en que este título vaya a inventar el hilo negro como hasta ahora han demostrado nuestras reacciones. Intentemos ser más críticos, dudar un poco, mientras menos expectativas tengamos hay más posibilidades de ser complacidos y también de lo contrario. Si algo he aprendido de la vida es que las sorpresas suelen dejarte una buena lección y esto aplica a los videojuegos: ¿recuerdas ese juego del que nadie hablaba y que hoy es uno de tus favoritos?
Sé que no podemos evitar la emoción, pero tampoco lleguemos a un extremo de emoción sólo porque sí. Cuidemos a quien le damos nuestras expectativas, porque al final del día no querrás pagar por una edición de colección con mejor portada que contenido ¿cierto?
